Ignacio supuso que la grandeza de solo existir cubría las expectativas de su deambular, pero la inefable realidad comenzó a golpearlo cuando lo errático invadió su cotidianeidad. Cada espacio que cruzaba se tornaba estéril. Se sugirió con sus familiares y amigos coincidiendo todos en centrar las malas experiencias en su errática personalidad y el desenfoque social. Trató de escuchar para encauzarse en una reparación personal, que tomó un tiempo indefinido para demostrarle...
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