Jugar al Amigo Político...

Encontramos que la amistad es polifacética, pero dentro del mundo de la política se desarrolla un submundo que ostenta la Amistad para sostenerse a resguardo dentro del Poder... el mayor tiempo posible!

Por supuesto que la fidelidad es la característica fundamental de dicha amistad!

En el caso contrario, nadie establecería lazos de relación que permitan negociar gajos de Poder con la fuerza de cierta unión parcializada... la negociación es la posibilidad del juego.

Para ingresar en el campo de batalla es necesario contar con tenebrosas y amenazantes herramientas de fuego que permitan doblegar al oponente, resultando la antorcha sustentable la relaciones amistosas.

Pero... la desconsideración al factor tiempo, produce el punto de inflexión de dicha relación, el quiebre de la continuidad y la gestación de la traición partidista.

Toda amistad nacida en la base de las ganancias futuras goza de la particularidad de la temporalidad... mientras el usufructo de la misma derive en resultados monetarios, posicionales o prometedores, la amistad se engrosa con el cebo de la ambición ilimitada.

Cuando alguna de estas carnadas logra salirse de su anzuelo, el aligeramiento de los sentimientos materiales viran ligeramente hacia objetivos mejor direccionados, o sea a descubrir nuevas -y... suculentas!- relaciones emocionales.

La veleidad de las caderas políticas requiere de cierta vertiginosidad predictiva para determinar con certeza el momento particular del giro a contraviento, manifestándose ésta particularidad en la madurez experimental... ninguna escuela enseña la deslealtad!

El ulular de la prevención augura los siguientes dos pasos a ejecutar, siendo el primero la flotación en las aguas densas del desprestigio, que permite alejarse lentamente del sumidero oscuro que opaca la imagen proselitista, permitiendo hacer uso de la presencia para ondular en el terreno fangoso del trabajo político.

La segunda pisada suscita el giro abrupto hacia al este, donde la rosa de los vientos predice la salida del sol, bajo cuyo calor se abrigará la amistad -así como la fidelidad temporal-, con la ideología de la rentabilidad y el negociado.

Ostentar una conciencia ética que permita recrear el deporte del gobernismo (practicado por políticos nóveles y veteranos) infiere una valoración cuestionable, puesto que la sangre motora del éstas actitudes muta su tinte del imperial azul al vergüenza sonrosado, inundando con su alimento nutricional a todos los órganos de la moral...

Esta capacidad de supervivencia sólo es viable dentro de la jungla estatal, ya que dentro de otros ámbitos no alcanza un día para sucumbir bajo el terror del compromiso, el cual requiere de cierto esfuerzo de honestidad intelectual que conlleva tenacidad, constancia y veracidad de principios.

Rodearse de amistades precisas es la singularidad de la personalidad que recorre los ámbitos de poder... sin ella no es posible superar ni siquiera el examen de ingreso, ya que untarse de patinosidad embriaga al aventurero para incluirse -y... sobrevivir!- dentro de los claustros formales, los cuales abandonaron los próceres al sucumbir bajo el tejido del conjuro y la fetidez de la felonía.

Acaso es factible volver a pintar la residencia gubernamental con los colores de la bandera patria que distingue a los ciudadanos en su inocencia tributaria?